Informe del usuario con el oftalmoscopio indirecto

Todavía no he trabajado con él: ¿puedo aprender?

El manejo del oftalmoscopio de cabeza puede aprenderse y ejercitarse. Mientras que el oftalmoscopio indirecto es asignatura obligada en la formación de los optometristas en algunos países, es posible que en otros no se incluya en el currículo de especialista en oftalmología. Pero la vista 3D que se abre sobre la retina hace que merezcan la pena los esfuerzos iniciales. Una oftalmóloga alemana relata su experiencia y lo pone de manifiesto.

Dra. Vera Schmit-Eilenberger, especialista en oftalmología de Karlsruhe (Alemania):

Tuve que aprenderlo casi con 40 años o, por decirlo más exactamente, solo entonces me llegó la oportunidad de hacerlo. Durante mi formación, además de la exploración con la lámpara de hendidura, aprendimos la oftalmoscopia indirecta con una fuente de iluminación en una mano y con la lupa en la otra. Naturalmente, sin efecto 3D. Más tarde, en un curso complementario sobre Medical Retina en Londres, empecé a explorar con el oftalmoscopio de cabeza y al principio creía que no sería capaz de aprender. Pero más tarde, después de algunos ensayos y bajo una buena dirección, llegó el momento maravilloso en que pude evaluar de un vistazo un gran fragmento de la retina en efecto estéreo. Tras este descubrimiento revelador, mi curva de aprendizaje empezó a subir como la espuma. Desde entonces, ya no me imagino trabajar sin ello.

Con el tiempo, ya he tenido oportunidad de formar durante años a muchos asistentes jóvenes y acercarles el funcionamiento del oftalmoscopio de cabeza. Al principio, como me ocurrió a mí misma, también a ellos se les hacía un poco cuesta arriba pero, a veces tras pocos días, a veces con un poco más de tiempo, terminaban por abrir los ojos, nunca mejor dicho. Desde entonces, siempre contemplaba con pura alegría cómo aumentaba su disfrute en el trabajo cuando aprendían el manejo y adquirían este nuevo conocimiento.

Nunca olvidaré cómo un joven médico asistente se echó a reír cuando de repente descubrió este efecto después de muchos días de práctica. Dijo: "¡Guau! Lo puedo ver todo. ¡Genial!"»

Por la Dra. Vera Schmit-Eilenberger, especialista en oftalmología