PROFILAXIS
Determinación del tipo de piel
La piel clara con alta sensibilidad al sol es el factor de riesgo más importante para desarrollar un cáncer de piel. El tipo de piel según la escala de Fitzpatrick se clasifica conforme a las siguientes características:
Otros factores de riesgo
El número de lunares es un factor de riesgo importante para el melanoma maligno. El riesgo es significativo cuando hay más de 50 o 100 lunares. A su vez aumenta si hay lunares mayores de 5 mm. Cuando concurren ambas circunstancias, se habla del síndrome del nevus atípico.
Además, la inmunosupresión (anulación de la respuesta inmunitaria del propio organismo) cada vez va cobrando mayor importancia. Después de un trasplante de órganos o en casos de trastorno autoinmune, a menudo hay que tomar medicamentos inmunosupresores durante el resto de la vida. Estas personas tienen un elevado riesgo de desarrollar un carcinoma.
También contribuye la alteración de sus hábitos de ocio, con excesiva exposición solar, deportes al aire libre, incremento de las visitas al solárium y protección solar insuficiente.
Fotoprotección
Las medidas más importantes para protegerse de la radiación UV son evitar el sol en las horas de mayor intensidad de radiación y protegerse con ropa.
También es importante el uso de productos de protección solar.
¿Qué significa el FPS?
La piel proporciona un cierto grado de autoprotección contra el sol antes de que se enrojezca y se produzca una quemadura solar. Por término medio, son unos 20 minutos para las pieles no bronceadas. El factor de protección solar (FPS) indica cuánto tiempo se puede permanecer al sol con la protección solar sin quemarse.
La protección más importante contra las quemaduras solares es el filtro UVB. En Europa, el factor de protección solar frente a la radiación UVB se indica desde 1997 según la norma del comité de enlace europeo de la industria cosmética, de los productos de tocador y de perfumería, COLIPA. El sistema europeo de factor de protección solar toma como base de medición la piel clara de un europeo nórdico. El factor de protección UV-A debe ser al menos un tercio del factor de protección solar.
Por lo tanto, un producto de protección solar con un FPS de 30 debería tener un factor de protección UV-A (FP-UV-A) de 10 como mínimo. COLIPA ha publicado una recomendación para comprobar el factor de protección UV-A. El cumplimiento de la protección UVA requerida se indica mediante un símbolo especial en los envases. Consiste en un círculo que incluye la combinación de letras «UVA».
Es importante determinar correctamente el tiempo de autoprotección. Con una crema de factor de protección solar 20, una persona de piel muy clara, con un tipo de piel I y un tiempo de autoprotección de 3 minutos solo puede permanecer al sol sin quemarse durante 60 minutos.
Para determinar aproximadamente el tiempo que puede permanecer expuesta al sol, se puede utilizar una sencilla fórmula de factor de protección solar: tiempo de autoprotección × factor de protección solar = el máximo tiempo posible que se puede estar al sol cada día sin quemarse. Así, con un tiempo de autoprotección de 15 minutos y el factor de protección solar 20, se puede permanecer al sol durante 300 minutos (15 × 20) al día sin sufrir quemaduras solares.
Sin embargo, es imprescindible aplicar correctamente el protector. Además, influyen otros factores como el sudor, el contacto con el agua, la reflexión (por ejemplo el 90 % en el agua o en la nieve y en la arena) o un índice UV más elevado, como es el caso de los trópicos, el Mediterráneo o alta montaña. Por ello, los expertos recomiendan reducir el tiempo de protección calculado.
Tipos de fotoprotección
Los fotoprotectores químicos tienen dobles enlaces conjugados que absorben la radiación UV. Además de proteger la piel, los filtros orgánicos sirven también para proteger el propio producto (protección contra la descomposición y la decoloración inducidas por los rayos UV). Son solubles, penetran en la capa superior de la piel y pueden provocar fotoalergias e irritaciones cutáneas.
El óxido de titanio se utiliza sobre todo como fotoprotector físico (inorgánico). Es insoluble y deja la piel blanca. No penetra en la piel viva y no provoca reacciones alérgicas. El óxido de zinc es otro de los filtros inorgánicos.
Para cubrir lo mejor posible del espectro de los rayos UV y garantizar así la mejor protección solar, se deben combinar diversos filtros fotoprotectores. Además, los filtros fotoinestables se pueden proteger con otros filtros. No obstante, también puede haber interacciones entre los diferentes filtros. Entre los aditivos que se utilizan están el tocoferol (vitamina E), el ácido ascórbico (vitamina C) y los flavonoides. Inhiben el desarrollo de eritema inducido por rayos UVB y los daños fotoinducidos en el ADN.
Efectos adversos de la fotoprotección
Alteración del metabolismo de la vitamina D
La protección solar es muy importante. Pero también lo es la luz del sol. Los rayos solares activan la producción en la piel de la imprescindible vitamina D. Sin embargo, los protectores solares la pueden inhibir. Muchos estudios actuales sugieren que los niveles bajos de vitamina D pueden aumentar el riesgo de algunos cánceres, enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y autoinmunes, así como la susceptibilidad a las infecciones.
Para garantizar una síntesis suficiente de vitamina D en primavera y verano, los expertos aconsejan exponer al sol el 20 % de la superficie corporal (por ejemplo el rostro y los brazos) unas tres veces por semana, durante la mitad del tiempo necesario para provocar un enrojecimiento incipiente de la piel, pero no lo suficiente como para causar quemaduras solares. La administración de suplementos de vitamina D solo se justifica en casos concretos: para prevenir el raquitismo en bebés o en pacientes afectados de osteoporosis, insuficiencia renal crónica e hipoparatiroidismo.
¿Cómo se aplica correctamente la protección solar?
Los protectores solares se deben aplicar generosamente sobre la piel una media hora antes de la exposición al sol. Para lograr la protección especificada en el producto, se deben aplicar 2 mg/cm² de protector solar. En el caso de un adulto, correspondería a unas 3 cucharadas soperas. Después de nadar se debe volver a aplicar la misma cantidad de protector solar (incluso si se trata de un protector solar resistente al agua).
En el caso de los textiles, también existe un valor similar al factor de protección solar de las cremas. El factor de protección UV (FPU, en inglés: Ultraviolet Protection Factor, UPF) indica la eficacia con la que la prenda protege del sol. El valor siempre se refiere a ropa seca y normalmente ajustada. En el caso de prendas mojadas o estiradas, este valor se reduce considerablemente.
Una camiseta blanca, por ejemplo, tiene un factor 10 de protección UV. Esto significa que la prenda solo deja pasar la décima parte de la radiación solar.
El factor de protección UV no se puede derivar únicamente de lo traslúcido que sea un tejido.